Conflictos en el aula

 

Siempre han existido los conflictos en el aula a pesar de trabajar para que el aula sea un lugar seguro para que el desarrollo personal se dé de una manera sana pues es un lugar de convivencia y la convivencia siempre es complicada. Creo que debemos utilizar el conflicto como una oportunidad para que nuestro aprendizaje avance y permita una evolución positiva en el crecimiento  personal.

En esta reflexión me voy a centrar en una experiencia que tuve cuando cursaba 3º de la ESO. El conflicto fue lo que se viene conociendo como “pagar justos por pecadores”. Varios  de mis compañeros se divirtieron arrojando bolitas de papel higiénico humedecido por todas las partes, quedando pegadas en paredes y techo. Esa misma tarde los padres recibían un mensaje en el que se convocaba una reunión urgente a todos los alumnos de la clase. El problema se convirtió en un conflicto para todos independientemente de la autoría de los hechos. Desde el centro se pidió responsables que no salieron y el grupo optó por el silencio a pesar de que los “inocentes”  serían  castigados  según la medida correctora del momento: realizaríamos la limpieza del aula. En aquel momento decidí guardar silencio a pesar de mi desacuerdo con el hecho  como muestra de fidelidad al grupo,  pasando a ser cómplice y a asumir las consecuencias de mis decisiones.  La verdad es que creo que el conflicto lo abordaron bien,  de forma inmediata, dando la oportunidad de redimirse dialogando y aplicar una consecuencia justa: si ensuciamos por capricho, lo limpiamos responsablemente y no delegamos en el personal de limpieza.







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